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El Surfcamp del Cámping Valdoviño

El Surfcamp del Cámping Valdoviño se encuentra inmerso en su segundo verano de actividad. Esta escuela de surf, que trabaja de mayo a octubre, ofrece algo más que coger olas a todos sus alumnos. Surgió el año pasado como asociación de dos empresas: el Cámping Valdoviño, de la mano de su gerente Javier Fidalgo; y Camino Surf, a cargo del austríaco Peter Peherstorfer.

Peherstorfer, responsable e instructor de la escuela, lleva más de once años subido en olas de todo el mundo. «Surfear es más que un deporte, es vivir con la naturaleza», afirma. Por ello, la escuela destaca por todas las actividades que rodean al protagonista -el surf-, empezando por la música. El campamento acogió una semana musical hace unos días que fue «todo un éxito», según el gerente. Por esto tienen fijada la próxima fecha: 4 de septiembre. La idea, explica el austríaco, es unir música y surf, por todas las cosas en común que tienen: ritmo, motivación, improvisación...

El otro aspecto reseñable de esta empresa es su apuesta por el desarrollo sostenible. Se mantienen colaboraciones con Surfrider Foundation y con Carbonfund. La primera se dedica a promover la limpieza y mantenimiento de playas entre los surfistas; la segunda consiste en calcular el CO2 que se consume en el campamento, para saber cuántos árboles necesitan plantar para equilibrar esta contaminación. Además, se usan camisetas de tejido orgánico, tablas de madera de balsa o cera libre de petroquímicos.

Swen, alemán, lleva desde las 06.30 de la mañana surfeando; Martina, austríaca, disfruta de su último día de curso. «Por supuesto que repetiremos al año que viene», afirman ambos. Surfcamp, debido a la influencia de la ya asentada clientela del cámping, empezó orientado a ciudadanos extranjeros. Alemania, Austria o Suiza eran y son los principales países de origen. Ahora quieren abrirse al cliente nacional. «Pero poco a poco», explica Fidalgo, «siempre desde el respeto hacia las demás escuelas de surf, que sea una competencia sana».

Diversidad de culturas, conocer a gente de otros países, unas instalaciones de primera y el respeto por el medio ambiente son algunas de las razones que Javier Fidalgo aporta para elegir Surfcamp. «Partiendo desde el respeto a la competencia sana y a la naturaleza», vuelve a remarcar el gerente.

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